Esas oscuridades




A estas alturas ya no queda vergüenza alguna. Sólo una esperanza producto de la inercia, del nihilismo total. Estoy quedando sordo. Los dedos tililan milimétricamente. Hay noches de susto, donde lo negro corta como las astillas de un espejo. Hay minutos en los cuales siento la cálida muerte derramarse en mi estómago, debilitar mis ojos y mi sonrisa. A veces cruzo la calle y aquellas oscuridades ocultas debajo de las llantas de los coches explotan en brillos de supérnova. 

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Lalo Santos Facebook Twitter