Todavía estamos ante la tarea prístina de Adán. Aun cuando las cosas
ya poseen nombres, se hace necesario pronunciarlos en el
momento indicado
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Y valiente. En tu casa. En tu puerta. Eso acecha. No lo borras, eres valiente. No lo callas, Raúl. Quiero ser tú, escribir en mi fren... -
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Un día la sombra plateada de un árbol nocturno revelará: “ellos sólo son la sombra de una luz”. Entonces, las sombras se r... -
No hay necesidad de salir y dejar atrás la mancha de tinta sobre el papel. Una línea que en realidad es un círculo. Un territorio, recu... -
Tláloc, energúmeno de las corrientes de aire, sabe que su alabanza es sempiterna. Aún sin aire, la canción encuentra el modo de propaga... -
Sin armas ni leyes de la física que rijan el espacio, los cuerpos son tan libres como en una noche artificial de caricias. Sin armas, s... -
Es el mar quien atenta contra la quietud. Allá sólo tu mirada permanece inmóvil porque se deja raptar por el recuerdo -
Volver otra vez a esa conjura silenciosa de felicidades y creer por fin en su existencia. Una vez muerto en mis entrañas, saberme madre... -
Si de tu nombre la letra fuera rosa, si de tu nombre exhalaran perfumes dulces, si de tu nombre prístinas espinas, si de tu nombre sang... -
Sólida serpiente nada en la simpleza del viento anida tu mirada allí donde el movimiento no cesa
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