Redonda
en toda tu redondez. Hay mundo en la curvatura periódica de tus
elementos. Vuelta al cuerpo de la descomposición. Metáfora
sanguínea. En la calle un día la luz revienta en pestilencias. Y te
encuentro, bella y redonda, casi la perfección. No el mármol ni el
oro de una doncella con lepra y alopecia. No las perlas de una boca
con escorbuto. Jamás la plata de una blenorragia. Eres la caca de un
culo lampiño y virginal, dilatado ante el peligro de mi lengua.
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